El retorno del caracol a la lechuga

En los años duros, gracias a la "leira", al abuelo Emilio y su familia nunca les faltó qué comer. Tal vez por eso, aunque era carpintero y trabajaba en una fabrica en la ciudad día sí día también, nunca quiso dejar la aldea. Por si fuera poco, pudo elegir entre comprar una parcela a pocos metros de la playa y el estadio de Riazor en A Coruña o una "leira en la aldea". Entonces costaba igual una que la otra, pero él siempre tuvo las cosas claras: la leira en la aldea garantizaba la comida para toda la familia y la parcela en la ciudad, por mucho que estuviera pegada a la playa, solo servía para hacer un edificio. Por eso siempre mantuvo a su familia en la aldea y, desde que se jubiló hasta los 91 años, su vida se centró en ayudar al cuidado de sus leiras...

Ahora, mi padre dice “xa estou durando moito” (ya estoy viviendo mucho) porque siempre comió sano y el trabajo del campo era más exigente que muchos de los ejercicios que practicamos hoy en dia. Tal vez por eso, tampoco quiso dejar nunca la aldea. "Un home de moito brazo", algo así como alguien con una gran capacidad de trabajo en el campo, es como probablemente lo definirían sus vecinos. Muchas veces pensó en irse de la aldea. La mayoría de sus hermanos lo habían hecho. Sin embargo, convirtió las leiras en el eje central de su vida para lograr el bienestar de su familia. Yo también soy hijo de la aldea. Y después de recorrer el mundo, cada vez que volvía a casa lo primero que pensaba era en “saborear el fruto de la leira”: sano y sabroso como ningún otro. Tal vez por eso nunca dejé de hacerme la misma pregunta una y otra vez: ¿por qué no encuentro estos manjares fuera de la aldea? Siempre me decía “el día menos pensado los encontraré”. Sin embargo, ese día no llegaba y entonces me dije “¿por qué no haces tú que llegue ese día?”. Será complicado pero es posible y, sobre todo, necesario. La "leira" es la base del universo minifundista porque hay miles y miles de pequeñas leiras con una tierra capaz de producir alimentos únicos. Solo se necesita una propuesta realmente innovadora: la "leira" trabajada y cuidada como se ha hecho toda la vida, como siempre hicieron nuestros padres, nuestros abuelos... como fuente de salud, sabor y calidad. Comer sano es imprescindible. Nos va la vida en ello. Por eso, desde hace un año, LA CASA DE LA ALDEA dejó de ser una idea para convertirse en una realidad; y con ella, nuestro caracol particular volvió a la lechuga y recuperó la capacidad de indicarnos dónde está lo más sano y sabroso. Ahora estamos preparados para compartir con tod@s lo mejor de la aldea: sabor y salud.

Publicado el 30/06/2014 por José Luis 0 11551
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