Obra nueva
Las mejores patatas gallegas del tipo kennebec, verduras, legumbres y frutas de temporada recién recolectadas por nuestros labradores de cultivo tradicional.
Lechuga rizada. Cultivo tradicional en la "leira", la huerta familiar del labrador para su propio...
Repollo de pie corto, voluminoso y compacto, habitual en la "leira" (la huerta familiar) de...
La berza es un clásico en la "leira", la huerta familiar del labrador, y siempre se cultiva de...
La Acelga tiene clima idóneo, suelo rico y forma tradicional de cultivo en la leira del labrador
La espinaca tambien es cultivada de forma tradicional por el labrador en sus leiras familiares
Puerros de cultivo tradicional natural en la leira familiar de autoconsumo del labrador.
Cebolla natural de cultivo tradicional y formato pequeño en ristra grande
Zanahorias de cultivo tradicional natural de la leira familiar del labrador.
En la leira familiar, los brotes nuevos de berzas, col o repollo son los apreciados "xenos"
"Patacas novas" cultivadas por labradores para su consumo de forma tradicional.
4 kg de la mejor patata gallega tipo Kennebec y mucho más. Solo si has comido en una casa de la aldea puedes haber conocido algo así.
La variedad Kennebec es la más versátil para cocinar lo que quieras, tanto para asar como para hervir o freír sin perder un ápice de sabrosura. Además, han sido cultivadas en las “leiras” ubicadas en la comarca de "Mariñas coruñesas e terras do mandeo", área declarada Reserva Mundial de la Biosfera por sus especiales características de biodiversidad y entorno medioambiental sostenible.
Es precisamente aquí donde se da el mejor escenario posible para cultivar la mejor patata. Hoy en día, decenas y decenas de pequeños labradores que viven en las aldeas de toda esta comarca siguen plantándolas en pequeñas cantidades para su propio consumo… y para el tuyo. Nuestros labradores siempre tienen un excedente que compartir, tal como hacían sus padres, sus abuelos y todas las generaciones anteriores de su familia durante más de 200 años: plantar para que sobre porque siempre puede venir un mal año. Ese excedente es el que vamos a compartir contigo. Te enviamos una mezcla de patatas relativamente grandes, ideales para ser cocidas y para hacer patatas fritas, con otras más pequeñas ideales para asar a su tamaño natural. Es exactamente así como salen de cada planta: unas más grande y otras más pequeñas pero todas igual de sabrosas y naturales.
Las verduras y legumbres incluidas en la cesta son recolectadas por cada labrador el día del envío por la mañana. A lo largo de la tarde las recogemos para entregarlas en transporte a última hora y que, de esta forma, cuando al día siguiente lleguen a tu casa, mantengan todo su aroma y sabor originales.
En cuanto recibas la cesta vas a comprobar que calidad tiene el cultivo de la "leira" familiar de la casa del labrador gallego. Lo primero que notarás será un olor diferente, natural, original. Y cuando cocines te sorprenderán su sabor y calidad. Vas a descubrir a que saben realmente los alimentos naturales. Kilos de aire fresco, agua natural y amor por la tierra que cristalizan en forma de patatas, verduras y legumbres, diamantes en bruto que quieren formar parte de tu cocina.
En La Casa de la Aldea nos sorprende haber llegado al extremo de tener que llamar a la comida “ecológica” u “orgánica”. ¿Cuándo dejó la comida de ser algo sencillamente “natural”? ¿Y la agricultura? ¿cuándo dejó la agricultura de ser “natural”?
Si interpretamos “natural” de forma literal y cerrada, la agricultura habría dejado de ser natural hace unos 10.000 años; es decir, desde que el ser humano comenzó a cosechar semillas y plantas silvestres para seleccionar y domesticar las variedades que producían mejores alimentos. Esa selección y domesticación ya supondría una intervención “artificial” del ser humano. Nosotros creemos que “lo natural” es un concepto más abierto. La intervención humana en su interacción con el entorno es inevitable y su naturalidad viene definida por su impacto medioambiental: si dicha intervención se integra en armonía con el entorno conservando su riqueza biológica y equilibrio original, entonces, nos parece razonable calificarla de “natural”.
Por ejemplo: los métodos agroindustriales que permitieron la popularización de la agricultura intensiva conocida como “la revolución verde” nos parecen intervenciones agresivas y artificiales. Aún suponiendo que en su momento desempeñaran un papel importante para proveer alimentos de forma estable a una población en rápido aumento, su impacto en el entorno ha hecho de la solución un problema... se han buscado y se buscan nuevas soluciones para paliar las consecuencias nocivas de estas prácticas y mantener al mismo tiempo los beneficios... con todo, muy a pesar de los avances científicos, creemos que todavía resulta difícil calcular y prever las consecuencias del impacto que las nuevas soluciones podrían tener en el ecosistema.
Antes de que fuera necesario plantear la agricultura “ecológica” como respuesta a los problemas derivados de la agricultura industrial intensiva, antes de eso, nuestros antepasados labradores ya habían perfeccionado el aprovechamiento de los recursos y particularidades de su entorno de manera natural y eficiente. No tenían otra alternativa. El conocimiento acumulado generación tras generación se transmitía de padres a hijos, muchos de los cuales no se limitaban a continuar los métodos tradicionales contrastados en su entorno, sino que, a partir de la observación, también experimentaban con cambios que pudieran suponer mejoras en la producción; cuando así ocurría, dichas mejoras se incorporaban a sus prácticas. Así fue durante siglos y era posible precisamente por la sostenibilidad de las soluciones para con el entorno donde vivían. Es lo que se llama agricultura tradicional.
Reinventar la rueda sería necesario si hubiera dejado de existir. Quienes formamos parte de esta casa tenemos la suerte de que nuestros padres y nuestros abuelos heredaron el conocimiento de la rueda tradicional y la hicieron rodar hasta nuestros días. Ahora nos toca seguir afinando su legado para que mañana sean nuestros hijos quienes perfeccionen y perpetúen el giro de esta rueda en la que queremos incluirte. ¿Te apuntas?
Son much@s quienes han probado esta obra. Tant@s como quienes han repetido. Sin embargo, parece que nadie ha compartido sus impresiones todavía... Probablemente porque prefieren guardar en secreto el tesoro recién descubierto o, sencillamente, porque se han quedado sin palabras. Sea como fuere, si crees haber encontrado dichas palabras, te agradeceríamos que estrenaras los comentarios con tu sabia opinión. Tienes que estar registrad@ para comentar por una razón llena de lógica: si no estás registrado, nos parece difícil que hayas probado esta mismísima obra maestra de artesania.