Obra nueva
Selección y elaboración tradicional de una pequeña conservera de Cariño.
A principios del siglo XX, Vicente Docanto emprendió un camino diferente. Su familia siempre había tenido salazones de pescado en Cariño, un pequeño pueblo marinero de la ría de Ortigueira. Sin embargo, Vicente decidió levantar su propia conservera artesanal.
En la época dorada, hace ya más de 50 años, hubo hasta 20 conserveras en Cariño. Hoy apenas quedan dos. Y son precisamente los nietos de Vicente quienes mantienen viva la conservera de su abuelo por una sencilla razón: elaboran sus conservas cómo lo hacía él, de forma totalmente artesanal y con el mejor pescado. Vicente sabía que su camino, el camino que lleva a la máxima calidad, no tenía atajos. Sus nietos siguieron el mismo camino. Por eso estos filetes de anchoas del Cantábrico son una auténtica delicia para cualquier amante de las conservas artesanales hechas a mano.